Una de aletas

Me he decidido a escribir una entrada en nuestra web para daros una charlita muy corta inspirada sobre todo en los problemas que tenemos muchos a la hora de entender la importancia de las aletas. También puntualizar que esto que escribo es mi punto de vista personal que he desarrollado después de leer, observar, y sobre todo, experimentar con distintos equipos. Está realmente dirigido a aquellos que empiezan, por lo que no entraré en tecnicismos ni en detalles porque no quiero aburrir al personal 😉

Las aletas son muy similares a las velas en su función y en su comportamiento. Su forma y su tamaño son relativamente diferentes, obviamente, pero la razón es simplemente porque trabajan en el agua, no en el aire, y las propiedades mecánicas del agua son diferentes. Como las velas, las hay más o menos potentes, más o menos rápidas, más o menos maniobrables… y suelen estar hechas de distintos tipos de resina y/o distintos tipos de carbono, pero en eso sí que no voy a entrar aquí porque, aparte de que no entiendo mucho del tema, si empezara no terminaría nunca. 

Una de las funciones más importantes de las aletas es la de levantar la tabla del agua para reducir su fricción y poder salir a planear. A grosso modo y sin tener en cuenta el ángulo de ataque y de salida de la aleta, cuanto más larga y más ancha (más superficie en contacto con el agua), más potencia tendrá y a la vez menos velocidad porque hará más fricción con el agua. Si vemos el caso de las tablas de olas con múltiples aletas, nos cuesta más salir al planeo con ellas precisamente porque las aletas son cortitas y entre ellas suman mucha superficie en contacto con el agua. Si a una de esas tablas le pusiéramos una sola aleta más grande saldríamos mucho antes a planear e iríamos más rápido.

La maniobrabilidad de una aleta se la da su forma. También muy en términos generales, cuanto más curva tenga la aleta en general (sobre todo en su borde de salida) más maniobrabilidad tendrá. Su rigidez también es importante, de forma que una aleta rígida será menos maniobrable.

Con estos simples conceptos ya podemos entender, por ejemplo, por qué las aletas de freeride (o estilo libre) son relativamente estrechas, largas, flexibles y con un poco de curva: para ofrecer prestaciones en un amplio rango de situaciones.

Realmente lo más importante es que el conjunto de vela, rider, tabla y aleta(s) tengan un buen equilibrio para que podamos disfrutar en la modalidad que sea y salir del agua con una sonrisa, que es de lo que se trata. La botavara, el mástil y demás accesorios son importantes también pero lo son sobre todo para aumentar el confort y la eficiencia del equipo (como bien sabemos los que empezamos a navegar en los años 80-90). 

Para hacernos una idea de qué aleta elegir tenemos que entender que deberá ser proporcional a la vela y a la tabla (sobre todo a la manga de la tabla, como veremos en un momento): cuanta más vela, más tabla, y por consiguiente más aleta también. Esto se debe a que cuanto más grande es la vela, más fuerza tenemos que ejercer con nuestro cuerpo para aguantarla. Parte de esa fuerza la ejercemos con nuestro peso colgándonos de la botavara, pero otra parte muy importante viene del empuje que realizamos con los pies contra la tabla, y si la aleta no es lo suficientemente grande no podrá agarrarse al agua de forma eficiente y hará spinout.

Si lo que queremos es velocidad en un rumbo determinado, como ocurre en la modalidad de slalom o speed, procuraremos llevar la aleta más pequeña que podamos (minimizando la fricción) que tenga la suficiente potencia para que nos permita no perder el planeo en las trasluchadas y llevar velas más grandes. Estas aletas tienen bordes de ataque y de salida mucho más rectos y son relativamente rígidas, lo que las hacen más rápidas y poco maniobrables.

Como decía antes, la manga de la tabla es particularmente importante simplemente porque nos da el punto de apoyo sobre el que empujamos con los pies. Si la tabla es muy ancha y tenemos los pies en el canto (como en el caso de las tablas de fórmula o slalom) una aleta muy pequeña no podría con nuestro empuje y perdería tracción, con lo que haríamos spinout. 

Como contraste, si llevamos una aleta demasiado grande para el conjunto de tabla y vela, también nos encontraremos con problemas porque la aleta tendría demasiada ‘potencia’ y no podríamos controlarla con nuestro empuje a través de los pies, con lo que la tabla se levantaría demasiado del agua y es fácil perder el control. Caídas en estas situaciones pueden ser peligrosas ya que suelen pasar cuando vamos rápido o hay mucho viento.

Por ahora nada más, ya sabéis que podéis dejar comentarios a través de los que podemos ver casos más específicos o preguntas que tengáis, pero ya os digo que este tema da de sí una barbaridad 😉